-¡¿Que te lleve a mi espalda?! -contestó la rana- ¡Ni pensarlo! ¡Te conozco! Si te llevo a mi espalda, me picarás y me matarás.
-No seas estúpida -le dijo entonces el escorpión- ¿No ves que si te pico te hundirás en el agua y que yo, como no sé nadar, también me ahogaré?
Los dos animales siguieron discutiendo hasta que la rana fue persuadida.Lo cargó sobre su resbaladiza espalda, donde él se agarró y empezaron la travesía.
Llegados al medio del gran río, allí donde se crean los remolinos, de repente el escorpión picó a la rana. Ésta sintió que el veneno mortal se extendía por su cuerpo y, mientras se ahogaba, y con ella el escorpión, le gritó:
-¡Ves! ¡Te lo había dicho! Pero, ¿qué has hecho?